Estrellas de Formato Exótico Ayudan a Entender la Formación del Sistema Solar
Hola lector!
A continuación se muestra un artículo publicado hoy (08/10)
em website en español de la "Agencia FAPESP”, señalando que estrellas de
formato exótico ayudan a entender la formación del Sistema Solar.
Duda Falcão
Artículos
Estrellas de Formato Exótico Ayudan a
Entender la Formación del Sistema Solar
Por José
Tadeu Arantes
08 de octubre de 2015
(Imagen: Daniel Moser Faes)
Agência
FAPESP – Las
estrellas del tipo Be son objetos tan extraños que hasta los astrofísicos
profesionales se sorprenden con su descripción. Así y todo, son muy comunes en
nuestra galaxia, y varias de ellas se ubican muy cerca del Sistema Solar, a
distancias del orden de los 100 años luz, lo cual en escalas astronómicas
significa casi nada.
Aparte de su
importancia intrínseca, el estudio de las estrellas Be atiende a otro objetivo.
Sucede que este tipo de astros poseen a su alrededor un disco de plasma
(átomos, iones positivos y electrones) que, aunque sea incapaz de formar
planetas, puede describirse de acuerdo con los mismos principios físicos que
rigen para los discos protoplanetarios, como el que dio origen a nuestro
Sistema Solar.
La
investigación intitulada “Probing the physical
characteristics of the disks surrounding Be stars” reunió a
investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), de Brasil, y de la University
of Western Ontario (UWO), en Canadá, con el objetivo de modelar el disco de
plasma de las estrellas Be. Y el proyecto recibió apoyo de la FAPESP.
El artículo
que mejor ilustra los resultados alcanzados en dicha investigación recibió
recientemente el aval para su publicación en la revista Astronomy & Astrophysics, y se
lo dará a conocer públicamente con el título de “Multi-technique
testing of the viscous decretion disk model. I. The stable and tenuous disk of
the late-type Be star β CMi”.
“Como esas
estrellas giran muy rápido, el material de la superficie del ecuador estelar
queda amalgamado muy débilmente a la estrella en términos gravitacionales, y
entonces termina siendo eyectado. Ese material se aglomera en el plano
ecuatorial y forma el disco que estudiamos en colaboración con los colegas
canadienses”, declaró a Agência FAPESP
el astrónomo Alex Cavaliéri Carciofi, docente del Departamento de Astronomía
del Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas de la USP.
Cavaliéri
Carciofi fue el investigador responsable del proyecto y uno de los signatarios
del artículo (la investigadora responsable en el exterior fue Carol Evelyn
Jones, de la UWO).
Una
Estrella Achatada
Antes de
explorar las características del disco, es necesario que saber un poco sobre
las estrellas Be y qué es lo que las torna tan peculiares. “Las estrellas del
tipo Be son muy masivas. Algunas llegan a tener masas equivalentes a 15 ó 20
veces la del Sol. Asimismo, sus períodos de rotación son extremadamente
rápidos. Debido a esa alta rotación, las Be pierden su forma esférica y se tornan
romboidales. Su forma queda tan achatada que la distancia entre el ecuador
estelar y el centro puede superar en un 50% la distancia desde cada uno de los
polos estelares hasta el centro”, describió el investigador.
Una
consecuencia de la alta rotación y de la consiguiente deformación de la
estrella es la gran diferencia de temperatura existente entre los polos
estelares y el ecuador. Mientras que la temperatura de los polos puede llegar a
los 30 mil grados, la temperatura del ecuador es del orden de los 10 mil
grados, o incluso menos. A efectos de comparación: se estima que la temperatura
en la superficie del Sol es de 6 mil grados [en el núcleo del Sol, donde se
produce el proceso de fusión nuclear que transforma hidrógeno en helio y genera
la energía de nuestra estrella, la temperatura llega a los 15 millones de
grados].
“Una posible
explicación para esa significativa diferencia de temperatura indica que el
transporte de energía desde el núcleo hacia los polos ocurre mediante
radiación, en tanto que el transporte de energía hacia el ecuador sucede por
medio de convección. Esto sería producto de la alteración de las
características internas de la estrella debido a la alta rotación”, conjeturó
Cavaliéri Carciofi. Por efecto de la diferencia de temperatura, los polos son
mucho más brillantes que el ecuador.
De cualquier
modo, la estrella en su conjunto es sumamente brillante, ya que, a causa de su
alta masa, el proceso de fusión nuclear ocurre con gran intensidad en su
interior. En función de ello, las Be tienen ciclos de vida muy cortos, del
orden de los millones de años, en tanto que una estrella longeva como el Sol es
capaz de llegar a la edad de 10 mil millones de años, mil veces más.
Los
Brazos en Espiral de la Galaxia
El hecho de
ser tan jóvenes explica por qué hay tantas Be cerca del Sol. Sucede que las
estrellas nuevas se forman fundamentalmente en los brazos en espiral de la
Galaxia, en uno de los cuales están inmersos el Sol y su sistema planetario.
Estrellas
masivas como las llamadas Be evolucionan –como regla general– hacia eventos
catastróficos, y explotan como supernovas, eyectando una formidable cantidad de
materia hacia el espacio exterior y colapsando finalmente como agujeros negros.
Con todo,
mucho antes de ese final espectacular, las Be forman sus discos de plasma, que
pueden extenderse a distancias comparables a la de la órbita de la Tierra o
incluso a la de la órbita de Marte.
Los discos, al
estar formados por material eyectado por las estrellas, están compuestos por
los mismos elementos que las constituyen: básicamente hidrógeno y helio, con
cantidades mucho menores de carbono, nitrógeno, oxígeno y hierro. Debido a la
irradiación de las estrellas Be, los discos llegan a temperaturas sumamente
elevadas, de 10 mil a 20 mil grados, y también pasan a emitir luz.
“Sus
densidades son altas en términos de parámetros astrofísicos. No obstante, son
más bajas que el más extremo vacío que puede producirse en laboratorio en la
Tierra. Sucede que nuestra atmosfera es ultra densa en términos astronómicos.
Como sería de esperarse, la densidad de los discos decae ostensiblemente desde
la región contigua a la estrella hasta el borde exterior”, informó Cavaliéri
Carciofi.
La
investigación que el científico coordina apuntó a comprender la formación, la
estructura y la dinámica del disco, como así también su ciclo de vida.
“Estudiamos el disco desde el punto de vista hidrodinámico, utilizando la
teoría de los fluidos para saber cómo se forma y cómo se organiza alrededor de
la estrella. También estudiamos de qué manera penetra en el disco la radiación
de la estrella, transformando el gas en un plasma, que al calentarse
sobremanera, pasa a emitir luz propia”, dijo.
Modelos
Numéricos Complejos
El estudio
involucró una física bastante sofisticada y modelos numéricos complejos.
“Utilizamos intensamente el Laboratorio de Astroinformática (LAi), que forma
parte de la lista de Equipos Multiusuarios (EMU) financiados por la FAPESP. Y
recurrimos especialmente al principal equipo del LAi, el cluster computacional Alphacrucis,
que posee 2.304 núcleos de procesamiento funcionando de manera integrada”,
informó el investigador.
“Mediante
técnicas de espectroscopia, interferometría y polarimetría, podemos detectar la
presencia del disco en una determinada estrella, estudiar sus características y
comparar las observaciones con las previsiones teóricas, verificando de esa
manera si valen la pena o no las teorías vigentes”, prosiguió.
Un gran paso
en la comprensión de los discos de las estrellas Be fue el que dio un equipo de
investigadores japoneses a comienzos de los años 1990 [Lee, U., Osaki, Y.,
& Saio, H. (1991) Monthly Notices of the Royal Astronomical Society,
vol. 250, p. 432]. De acuerdo con el modelo postulado en esa época, una vez
excretado de la estrella, el material constituyente del disco sería empujado
hacia fuera por fuerzas viscosas. La investigación brasileño-canadiense partió
del punto en que los japoneses habían llegado.
“Entendemos
que el modelo propuesto era lo suficientemente sencillo como para que
pudiésemos hacer previsiones basándonos en él. Escogimos entonces estrellas Be
de las cuales ya disponíamos de un gran número de observaciones. Y formulamos
previsiones relacionadas con la hidrodinámica de los discos, como así también
sobre la extensión del modelo, para probar si era capaz de explicar todo lo que
decían las observaciones”, detalló Cavaliéri Carciofi.
Según el
investigador, los resultados fueron alentadores. A partir del modelo original,
se desarrolló uno nuevo, mucho más sofisticado: el “modelo de disco de
decrecimiento viscoso” [viscous decretion disk model].
“Cuanto más fuimos avanzando en la comparación de las observaciones con ese
modelo, más se mostró consistente para explicar la estructuración de los
discos. Asimismo, la colaboración hizo posible que los modelos numéricos que
desarrollamos en la USP quedasen disponibles para los colegas canadienses”,
afirmó.
Los procesos
viscosos se encuentran presentes en diversos sistemas astrofísicos. La
formación de planetas, por ejemplo, ocurre en discos viscosos. Pero, en ese
caso, los discos implicados son de acrecencia, pues en ellos la materia que
forma la estrella y los planetas fluye de fuera hacia dentro [es decir,
desde la periferia hacia un punto central]. En el caso de las estrellas Be,
la materia fluye en sentido contrario: desde dentro hacia fuera [es decir,
desde la superficie de la estrella hacia el borde exterior].
“Los discos
protoplanetarios y los discos de estrellas Be son keplerianos [es decir, la
materia se mueve en ellos de acuerdo con las leyes de Kepler (1571-1630)] y
ambos son viscosos. Por eso el herramental físico desarrollado para los discos
de estrellas Be también puede utilizarse en la descripción de los discos
protoplanetarios. De allí la gran utilidad de investigar en profundidad los
discos de estrellas Be. Los discos protoplanetarios son mucho más difíciles de
estudiarse, porque en general se encuentran más distantes y oscurecidos por un
material interestelar denso, aparte de que tienen una constitución química
mucho más compleja. Como contrapartida, es mucho más fácil estudiar discos de estrellas
Be, que se encuentran más próximos y son mucho más sencillos desde el punto de
vista químico”, comentó Carciofi.
Fuente: Sitio web de la Agencia FAPESP
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