Científicos Hallan Una Posible Familia del Planeta Enano Ceres
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A continuación se muestra un artículo publicado ayer (05/05)
em website en español de la "Agencia FAPESP”, señalando que Científicos hallan
una posible familia del Planeta Enano Ceres.
Duda Falcão
Artículos
Científicos Hallan Una Posible
Familia del Planeta Enano
Ceres
Por Elton Alisson
Agência FAPESP
05 de mayo de 2016
(Foto: Wikimedia Commons)
Ceres fotografiado desde la nave espacial Dawn, en mayo
de 2015. Este descubrimiento podrá contribuir para llegar a
una mejor
comprensión de la historia del Sistema Solar.
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Más allá de
los indicios de que Ceres, el mayor cuerpo del cinturón principal de asteroides
del Sistema Solar –situado entre las órbitas de Marte y Júpiter–, debería
poseer una familia de fragmentos originados en colisiones acaecidas en el
transcurso de los últimos miles de millones de años, hasta ahora no se habían
hallado pistas que confirmasen esa hipótesis.
Pero ahora, un
grupo de investigadores de la Universidade Estadual Paulista (UNESP), en el
campus de la ciudad de Guaratinguetá (São Paulo, Brasil), en colaboración con
colegas del Southwest Research Institute, de Estados Unidos, halló vestigios de
una posible familia antigua dispersa (paleofamilia) de este planeta enano.
Los
científicos identificaron un conjunto de 156 asteroides en una zona primitiva
del cinturón principal de asteroides –caracterizada por la baja densidad de
objetos–, cuya taxonomía, sus colores (clasificación) y su albedo (la cantidad
de luz reflejada) indican que pueden ser fragmentos de Ceres.
Este
descubrimiento, producto de un proyecto realizado con el apoyo de la FAPESP, salió descrito en un artículo
publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
“El hecho de
que aún no se haya encontrado hasta ahora una familia de asteroides de Ceres
representa uno de los mayores problemas de la dinámica de los asteroides”,
declaró Valério Carruba, docente de la Unesp de Guaratinguetá y principal autor
del estudio, a Agência FAPESP.
“El
descubrimiento de una posible familia de este cuerpo puede contribuir para
entender mejor la historia del Sistema Solar”, sostuvo.
De acuerdo con
el investigador, mientras que otros asteroides del mismo tipo espectral
(frecuencias de radiación electromagnética) que Ceres, tales como Hygiea y
Euphrosyne, ya cuentan con familias reconocidas, hasta ahora no había sido
identificado ningún grupo de asteroides que podría constituir fragmentos del
planeta enano, que posee 900 kilómetros (km) de diámetro.
Con todo, se
estima que alrededor de diez cráteres de más de 300 km de diámetro pueden
haberse formado en Ceres debido a colisiones con otros objetos en el transcurso
de los últimos 4.500 millones de años.
Y datos de
observaciones de la sonda espacial Dawn, lanzada por la Nasa en 2007 para
examinar Ceres y Vesta –el segundo cuerpo del cinturón principal de asteroides
en tamaño, con aproximadamente 400 kilómetros de diámetro–, corroboraron esa
estimación al mostrar que al menos dos cráteres de 280 km de diámetro se
formaron durante los últimos dos mil millones de años sobre la superficie de
Ceres.
De este modo,
Ceres puede haber expelido una cantidad significativa de fragmentos y formado
al menos dos familias.
No obstante,
los métodos tradicionales empleados para la identificación de familias de
asteroides no han detectado hasta ahora ninguna familia de Ceres.
“Las técnicas
usuales destinadas a la identificación de familias de asteroides se concentran
en observar objetos vecinos a Ceres en la región central del cinturón principal
de asteroides”, explicó Carruba.
“Pero, sucede
que colisiones y resonancias seculares lineales con Ceres [cuando un cuerpo
menor y otro de masa mayor sincronizan el período de rotación (precesión) del
punto más cercano al Sol de la órbita (pericentro) o del nudo ascendente de la
órbita pueden alterar la excentricidad o la inclinación del cuerpo menor y
hacer que su órbita se vuelva más inestable] pueden haber empobrecido la
población de objetos cercanos al asteroide en esa región del cinturón
principal. De este modo, no es posible hallar muchos objetos cercanos a Ceres”,
afirmó.
Otro problema,
según el investigador, reside en que en la región central del cinturón
principal hay una concentración mayor de asteroides, fundamentalmente del tipo
C, el tipo de asteroides más común, como Ceres, que tienen poca capacidad de
reflejar luz, baja densidad y que están asociados a las regiones más externas
del Sistema Solar.
Y existe dos
grandes familias de asteroides del mismo tipo espectral de Ceres en esa región:
Dora y Chloris.
“Al realizar
un estudio con espectrofotometría astronómica [cuando se analiza el espectro
de la radiación electromagnética de los objetos observados a través de
telescopios] se hace difícil saber si esos objetos tipo C ubicados en el
cinturón principal integran una posible familia de Ceres o pertenecen a las
familias de los asteroides Dora y Chloris”, ponderó Carruba.
Asimismo, se
estima que las velocidades iniciales de eyección de Ceres por colisiones
habrían sido significativamente mayores que las observadas en cualquier otro
cuerpo ubicado en el cinturón principal, lo incluye a Vesta, el segundo cuerpo
del cinturón principal en tamaño.
De esta forma,
los fragmentos de Ceres pueden haberse propagado por un área mucho mayor del
cinturón principal de asteroides y serían significativamente más distantes
entre sí que la distancia a objetos formados en colisiones de cuerpos menores
que el planeta enano.
Una Región
Primitiva
Con base en
estas constataciones, los investigadores propusieron observar una región
prístina (primitiva) del cinturón de asteroides, entre las resonancias 5J: 2a y
7J: -3a de movimiento medio con Júpiter, en lugar de intentar detectar posibles
miembros de la familia de Ceres cerca del planeta enano en la región central
del cinturón de asteroides.
La hipótesis
de los científicos indica que fragmentos de Ceres, con tamaño medido en
kilómetros, pueden haber alcanzado esa región del cinturón principal de
asteroides que se vació durante la etapa del bombardeo pesado tardío, que
ocurrió hace entre 4.300 y 3.800 millones de años, cuando se estima que una inmensa
cantidad de asteroides alcanzó el Sistema Solar y causó una gran cantidad de
cráteres en la Luna y en otros cuerpos.
Desde
entonces, la entrada de material desde fuera de otras áreas del cinturón
principal de asteroides hacia esa región primitiva quedó limitada.
“Una de las
ventajas de estudiar esa región reside precisamente en la baja densidad de
asteroides y la falta de otras grandes familias del tipo C con excentricidades
[la medida del achatamiento de una órbita elíptica] e inclinaciones
comparables a las de Ceres”, dijo Carruba.
“Esto hace que
la detección de posibles miembros de la familia de Ceres en esa zona se vuelva
más fácil”, afirmó.
Con el fin de
confirmar sus hipótesis, los investigadores realizaron un estudio de los
albedos y de los colores de los objetos encontrados en esa zona del cinturón
principal de asteroides.
Los resultados
de los análisis indicaron que 156 objetos en la región presentan fotometría y
albedo compatibles con asteroides del tipo C como Ceres, que refleja tan sólo
el 9% de la luz que incide sobre él.
Los estudios
estadísticos realizados también indicaron que la distribución en inclinaciones
de esos objetos es compatible con que hayan sido originados en Ceres.
“Aún no existe
una prueba definitiva de que exista una familia de Ceres, pues esos objetos que
detectamos son candidatos del tipo C, y aún no se han obtenido espectros
completos ni en el espectro visible ni en el infrarrojo como para confirmar
esta clasificación. Pero existen pruebas circunstanciales bastante fuertes”,
afirmó Carruba.
Según el
investigador, no existe ninguna fuente de objetos del tipo C en la región
primitiva del cinturón principal que podría explicar la concentración de este
tipo de asteroides en esa área.
Puede leerse
el artículo intitulado “Footprints of a possible Ceres asteroid paleo-family”
(doi: 10.1093/mnras/stw380), de Carruba y otros en la revista Monthly
Notices of the Royal Astronomical Society, en el siguiente enlace: http://mnras.oxfordjournals.org/content/458/1/1117.]
Fuente: Sitio web de la Agencia FAPESP
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