Astrónomos Descubren Una Galaxia Que no Debería Existir
Hola lector!
A continuación
se muestra un artículo publicado el día (21/01) en el sitio web de la
"Agencia de la FAPESP", señalando que los astrónomos descubren una Galaxia que no debería existir.
Duda Falcão
Noticias
Astrónomos
Descubren Una
Galaxia Que no Debería Existir
Por Peter Moon
Agência FAPESP
21 de enero de
2016
(Imagen: Nasa, ESA, L. Infante/
Pontifícia Universidad
Católica de Chile)
Es un sistema estelar ultra distante que existía 400
millones
de años después del Big Bang, y muestra la abundancia
de materia oscura en el Universo recién nacido.
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Había una vez
una galaxia muy pero muy lejana, que existía cuando el Universo era muy pero
muy joven, sólo 400 millones de años después del Big Bang.
Era una
galaxia muy antigua, la más distante que ya se haya observado. Sus rayos de luz
viajaron por el espacio durante más de 13 mil millones de años –el 96% de la
edad del Universo, o tres veces la edad del Sistema Solar– hasta ser captados
por los observatorios espaciales Hubble y Spitzer.
A esa galaxia
tan alejada se la apodó Tainá, "recién nascida" en el idioma aimara
de algunos pueblos andinos. El análisis de su luz reveló una galaxia muy joven
y maciza, compacta y repleta de estrellas gigantes azuladas, una galaxia que no
debería existir… o al menos no según el actual modelo de la evolución del
Universo.
Pero contra
los hechos y las imágenes no hay argumentos. Por eso mismo, y si bien Tainá no
debería existir, existe. Por ende, la teoría es errónea, y parece entonces
requerir ajustes, de acuerdo con el cosmólogo madrileño Alberto Molino Benito,
posdoctorando del Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas de
la Universidad de São Paulo (IAG/ USP), en Brasil.
Molino
colaboro con el trabajo publicado
en The Astrophysical Journal. Su
posdoctorado cuenta con el apoyo de la FAPESP
y la supervisión por la cosmóloga Claudia Mendes de Oliveira,
quien estudia la formación y la evolución de las galaxias.
Pese al poder
tecnológico combinado del Hubble y del Spitzer, Tainá está tan lejos y es tan
tenue que se vuelve invisible incluso para esos poderosos observatorios. “Para
detectarla, nuestro grupo debió echar mano de técnicas sofisticadas como la de
lente gravitacional”, un fenómeno previsto por Albert Einstein en su Teoría
General de la Relatividad.
Según
Einstein, la fuerza gravitacional que ejerce un cuerpo de gran masa, tal como
un conglomerado de galaxias, distorsiona el espacio situado a su alrededor.
Esta distorsión termina funcionando como una monstruosa lente virtual (o
gravitacional), que desvía y amplifica la luz de objetos mucho más lejanos
ubicados detrás del conglomerado que se observa.
“Nosotros
oteamos el espacio en busca de conglomerados de galaxias macizos que puedan
actuar como lentes gravitacionales, para lograr observar objetos que no
deberíamos poder ver al ser tan tenues”, explica Molino. En este caso, los
astrónomos se valieron del conglomerado gigante de galaxias MACS J0416.1-2403,
que se encuentra a 4 mil millones de años luz de la Tierra. Este conglomerado
tiene una masa de un millar de billones de soles. Esa masa descomunal funcionó
como el zum de una cámara, y tornó 20 veces más brillante la luz de Tainá,
ubicada exactamente detrás del conglomerado.
Una vez que
Tainá fue detectada, era necesario determinar su distancia. Para calcularla,
los astrónomos estudiaron su luz empleando un recurso denominado
“desplazamiento hacia el rojo fotométrico”.
Éste funciona
de la siguiente forma: cuanto más lejos se ubica un objeto astronómico, menor
es la frecuencia de su luz que llega hasta nosotros. En otras palabras, más
rojiza queda su luz. Así se calculó que Tainá quedaba a 13.300 millones de años
luz de distancia de la Tierra. Su luz viajó durante todo ese tiempo para llegar
hasta nosotros. Cabe decir que observamos Tainá tal como era hace 13.300
millones de años, cuando el Universo contaba tan sólo 400 millones de años.
Estrellas
Azules Gigantes
La luz de un
objeto lejano no informa únicamente su localización, su edad y su distancia.
“Su estudio puede revelar el tamaño de la galaxia, su masa, cuántas estrellas
posee y cuál es la proporción de estrellas jóvenes y ancianas en dicha
población estelar. Cuantas más estrellas jóvenes, azules y brillantes posea la
galaxia, más joven será”, explica Molino.
En el caso de
Tainá, se trata de una galaxia repleta de estrellas gigantes azules muy jóvenes
y brillantes, listas para explotar en formidables supernovas y transformarse en
agujeros negros. Con respecto a su tamaño, Tainá era similar a la Gran Nube de
Magallanes, una pequeña galaxia deforme que es un satélite de nuestra Vía
Láctea.
“Cuatrocientos
millones de años es muy poco tiempo para la existencia de una galaxia tan bien
formada”, dice Molino. “Los modelos más recientes de la evolución del Universo
apuntan hacia el surgimiento de las primeras galaxias cuando éste ya era
bastante más grande”. Por bastante más grande, Molino entiende un Universo
adolescente de mil millones de años, y no uno recién nacido de 400 millones.
Sólo existe
una explicación para la existencia de Tainá, la más antigua entre las otras 22
galaxias muy tenues detectadas durante el estudio. “Sólo podrían haberse
formado tan rápidamente luego del Big Bang si la cantidad de materia oscura en
el Universo fuese mayor de lo que creemos”, pondera el cosmólogo.
La materia
oscura es un tipo de materia que compone el 80% de la masa del Universo. Es
decir, hay cinco veces más materia oscura que la masa de las cien mil millones
de galaxias del Universo observable. El problema reside en que esta materia,
tal como su nombre lo indica, es oscura, o sea, es invisible, o mejor dicho, es
desconocida. No sabemos de qué está hecha. Se trata de una de las cuestiones
más cruciales de la cosmología actual.
Existen varias
teorías que explican qué sería la materia oscura. Sin embargo, como ésta no
interactúa con la luz, no logramos verla ni tampoco conocer su sustancia. Se
sabe únicamente que la materia oscura existe debido a su acción gravitacional
sobre las galaxias. Si no fuese por la materia oscura, las galaxias hace mucho
que se habrían hecho añicos. Sin materia oscura, el Universo no sería tal como
lo conocemos. Quizá ni siquiera existiésemos.
“La única
explicación para que Tainá exista y sea como era cuando el Universo tenía 400
millones de años es gracias a la materia oscura, que habría acelerado el
movimiento de conglomeración de estrellas para concretar la formación de las
primeras galaxias”, explica Molino. “Si existe más materia oscura, las galaxias
pueden formarse más rápido.”
No es posible
investigar más a fondo a Tainá y sus hermanas protogalaxias en el Universo
recién nacido, dado que la tecnología disponible se ha utilizado hasta su
límite. “Para saber más, para visualizar mejor las primeras galaxias e inferir
la acción de la materia oscura, deberemos esperar hasta 2018, cuando será
lanzado el sucesor del Hubble, el telescopio espacial de nueva generación James
Webb”, dice Molino.
El James Webb
poseerá un espejo de 6,5 metros de diámetro, mucho mayor que los 2,4 metros del
Hubble. Ese aumento de tamaño se traduce en aumento de agudeza. Molino y sus
colegas cuentan con la sensibilidad del futuro telescopio espacial para seguir
contando galaxias distantes y formar el mayor banco de datos tridimensional del
Universo. “Sólo así podremos confirmar cómo se procesó la formación y la
evolución del Universo.”
Puede leerse
el artículo intitulado Young Galaxy Candidates in
the Hubble Frontier Fields, de Leopoldo Infante y otros, publicado
en The Astrophysical Journal (DOI:
10.1088/0004-637X/815/1/18), en la siguiente dirección: arxiv.org/abs/1510.07084.
Fuente: Website de la Agência FAPESP -
http://agencia.fapesp.br/
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